¿Qué es?
El tratamiento con toxina botulínica es uno de los tratamientos más estudiado y seguro en medicina estética. Es un tratamiento altamente efectivo para reducir la apariencia de las arrugas, brindando un aspecto más rejuvenecido.
Consiste en la infiltración de pequeñas cantidades de este fármaco específico en los músculos de las regiones a tratar, ejerciendo en ellos una acción de neuromodulación, es decir: una disminución de la contracción muscular, actuando a nivel de la transmisión del impulso de la terminación nerviosa al músculo para que se contraiga.
Con este tratamiento evitamos las arrugas por gesticulación en zonas como frente, entrecejo y perioculares (patas de gallo), aportando un aspecto fresco y natural.

En qué consiste
Este procedimiento mínimamente invasivo consiste en inyecciones precisas que relajan temporalmente los músculos específicos, suavizando las arrugas dinámicas causadas por el envejecimiento y las expresiones faciales.
En medicina estética, este procedimiento suaviza las arrugas más pronunciadas que pueden dar al rostro un aspecto cansado o amargado, devolviéndole así una apariencia naturalmente descansada y relajada.
La infiltración se realiza con una jeringa y una aguja muy finas, que la hace prácticamente indolora. El tratamiento se realiza en una única sesión y el paciente puede incorporarse de nuevo inmediatamente a sus actividades habituales.
Su efecto aparece alrededor del 3er/4º día, y es completo a los 7-10 días.
No se trata de un tratamiento definitivo y habitualmente las infiltraciones deben practicarse dos veces al año (cada 6 meses) pero se observa, sin embargo, que con las sucesivas infiltraciones el resultado es más duradero.
Antes y después



Preguntas frecuentes
¿Cuáles son las ventajas de este tratamiento?
¿Cuándo puedo apreciar los resultados?
¿Está contraindicada en alguna época del año?
¿Este tratamiento puede dar un aspecto artificial a mi expresión?
Desde que empezó a realizarse este tratamiento, comenzó la controversia sobre su uso, apareciendo defensores y detractores del mismo. Para algunas personas, el procedimiento provocaba ‘falta de expresividad y artificialidad’, mientras que para otras era la técnica perfecta para deshacerse de las arrugas del entrecejo o de la frente que tanto les envejecían.
En realidad no es el producto en sí lo que se debe cuestionar, sino la manera de inyectarlo y la elección del paciente, razones principales por las que este tratamiento puede fracasar.
Para obtener los mejores resultados es imprescindible que el médico que lo realiza posea un profundo conocimiento de la anatomía facial. De esta forma, estudiando las características anatómicas de cada paciente, se obtiene un resultado natural sin alterar sus rasgos ni su expresividad.