Neuromodulación (Toxina botulínica)
Una parte fundamental de la medicina estética se basa en revertir los cambios producidos por el paso de los años mediante técnicas de rejuvenecimiento facial, paliar en la medida de los posible dichos cambios y trabajar para prevenirlos.
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Para ello contamos con el tratamiento de toxina botulínica tipo A: uno de los tratamientos más estudiado y seguro en medicina estética. Consiste en la infiltración de pequeñas cantidades de este fármaco específico en los músculos de las regiones a tratar.
Con él tratamos habitualmente las arrugas de expresión en frente, entrecejo y perioculares (patas de gallo) aportando un aspecto fresco y rejuvenecido.
La infiltración se realiza con una jeringa y una aguja muy finas, que la hace prácticamente indolora. El tratamiento se realiza en una única sesión y el paciente se reincorpora inmediatamente a sus actividades habituales. Su efecto aparece alrededor del 3er/4º día, y es completo a los 7-10 días.
No se trata de un tratamiento definitivo y habitualmente las infiltraciones deben practicarse dos veces al año pero se observa, sin embargo, que con las sucesivas infiltraciones el resultado es más duradero.
Testimonios:
«Quería tratar mis arrugas, pero sentía miedo por el tratamiento con neuromodulación. Estoy muy contenta con los resultados y mi expresión ha rejuvenecido mucho»
Laura D. A. 55 años
Rejuvenecimiento de la mirada (ojeras)
Aunque la indicación del tratamiento es personalizada, la combinación más utilizada para el tratamiento de la zona periocular es un relleno con ácido hialurónico junto con toxina botulínica o meso/carboxiterapia, dando como resultado una mirada de aspecto joven y relajado.
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Hace años el rejuvenecimiento del área periorbitaria se traducía en la necesidad de un tratamiento quirúrgico. Hoy en día solo es así en casos avanzados de envejecimiento.
Para el resto de pacientes los procedimientos quirúrgicos son un tratamiento de segunda línea desde la aparición de técnicas mínimamente invasivas como la toxina botulínica, las inyecciones de materiales de relleno como el ácido hialurónico, peelings químicos, láseres no ablativos, carboxiterapia, etc.
Para corregir el hundimiento de esta zona, es necesario utilizar un ácido hialurónico específico cuya función será ayudar a reestructurar y a devolver el plano adecuado al surco de la ojera, sin producir edema.
Testimonios:
«Me he realizado un tratamiento de ojeras con ácido hialurónico, y ha rejuvenecido mi mirada.
El procedimiento totalmente indoloro y el resultado impecable.»Pedro D. J. 46 años
Volumen labial
Los labios son una parte muy especial de nuestro rostro, nos sirven para comunicarnos con los demás y expresar nuestras emociones. A medida que pasan los años, los labios van perdiendo volumen y elasticidad por la disminución de sustancias naturales como el colágeno y el ácido hialurónico.
Por lo que respecta a la piel del área perilabial también refleja envejecimiento con aparición de arrugas verticales (conocidas como ‘código de barras’), que surgen por la gesticulación contínua de la boca, al hablar, comer, reír y fumar.
También a partir de cierta edad, en el tercio inferior del rostro existe pérdida de volumen en la zona de las comisuras labiales que hacen que la boca parezca descolgada y triste. Si en estos casos rejuvenecemos los labios pero no tratamos estas otras alteraciones, el resultado no será ni armónico, ni natural.
Es por ello que para remodelar e hidratar esta zona debe realizarse un diagnostico personalizado, ya que la morfología del mentón y resto de anatomía facial (incluida la arcada dentaria) es característica de cada paciente.
Es importante destacar que este tratamiento debe realizarse con productos de alta calidad que se integren a la perfección con la mucosa labial, para producir una mínima inflamación y ofrecer un resultado natural sin alterar la sonrisa.
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Testimonios:
«La doctora me ha hecho un relleno labial y lo que más me gusta es la naturalidad de su resultado.»
Sandra M. C. 27 años
Voluminización facial: bioplastia
El paso del tiempo en ocasiones conlleva una pérdida de volumen, especialmente en pómulos, mentón y óvalo facial, que se traduce en cambios en las proporciones faciales y flacidez.
Se trata de una avanzada técnica de rejuvenecimiento facial para recuperar los volúmenes perdidos con el paso de los años (pómulos, mentón, zona temporal). Consiste en tratar con un material de relleno (generalmente ácido hialurónico) estas zonas en planos profundos, permitiéndonos “remodelar” el rostro, mejorar el «descolgamiento» y conseguir un aspecto mejorado y rejuvenecido.
Este juego de volúmenes permite aportar equilibrio y armonía, recuperando el óvalo facial y retrasando el proceso de envejecimiento.
Para cada paciente se establece un protocolo y orden de tratamientos personalizado, según las zonas preferentes a corregir: mentón, ángulo mandibular, surcos nasogenianos, comisuras, etc.. con el fin de conseguir un rejuvenecimiento natural y progresivo.
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Bioestimuladores del colágeno
Indicado para recuperación de volúmenes faciales y relleno de grandes surcos aportando además una gran mejoría en la calidad de la piel.
En la actualidad es posible contribuir a estimular la producción de colágeno por la propia piel devolviendo la tensión cutánea y, a su vez, redefiniendo el óvalo facial.
Para lograr este efecto es posible inyectar sustancias (como el ácido poli-L-láctico/Sculptra®, la policaprolactona/Ellansé®, ó la hidroxiapatita cálcica/Radiesse®) que producen una activación de los fibroblastos locales y estos a su vez, producen una generación de colágeno nuevo. La policaprolactona se utiliza especialmente en personas jóvenes como primer tratamiento antiagin.
Este tratamiento produce cierta voluminización – efecto relleno, a la vez que un ‘efecto lifting’ que permite tensar y redensificar la piel mejorando su calidad.
El efecto se consigue tras varios tratamientos, manteniéndose, según el producto inyectado y las condiciones del paciente, entre uno y dos años. Pasado este periodo, la piel vuelve a su estado habitual sin producirse, por tanto, efectos negativos ni un incremento de la flacidez en la zona.
Hilos tensores faciales
Los hilos tensores o suturas de última generación, permiten estimular el colágeno perdido de la piel sin aportar volumen. De esta manera logramos combatir el descolgamiento o la flaccidez facial en aquellas pacientes que no deseen o no necesiten voluminizar.
Existen diferentes tipos de hilos, según el material del que están compuestos: PDO (polidioxanona), policaprolactona ó PLL (ácido poliláctico). Además de su composición, según la función que queramos que realicen (mallas de densificación, sujeción, etc) los elegiremos según su forma: monofilamento, cog, doble screw, espiculados, con conos… Las suturas espiculadas o con conos, presentan alrededor de toda su longitud una serie de excrecencias ‘dentadas’ que funcionan a modo de pequeños anclajes en la dermis, consiguiendo elevar y dar más definición a los rasgos con un efecto de ‘lifting natural’ inmediato.
Estos hilos tensores se introducen en la piel mediante unas agujas muy finas y previa aplicación de anestesia local tópica, lo que asegura el confort de la paciente. Posteriormente se extrae la aguja guía y sólo queda la sutura en la dermis. El procedimiento es rápido y permite reincorporarse rápidamente a la vida normal.
Las suturas de acido poliláctico, material completamente reabsorbible, son las que tienen mayor durabilidad (ronda los 24 meses) y presentan una gran capacidad estimuladora de formación de colágeno natural además de ser usadas desde hace muchos años en el campo de la medicina estética.
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A partir de las 8 semanas aproximadamente se empiezan a notar los primeros signos de producción de colágeno, aunque el efecto máximo es evidente a partir de los 3-4 meses.