NUTRIGENÉTICA: la medicina del futuro
Nos encontramos en la era de la «revolución genómica».
Estamos viviendo,
sin duda, en la vanguardia de la transición de la nutrición clásica a la molecular: la formulación de unas recomendaciones dietéticas óptimas tiene por objeto prevenir las enfermedades y, además, promover una salud y un envejecimiento óptimos. La existencia de un componente genético responsable de las diferencias en la respuesta dietética fue propuesta por primera vez hace ya varias décadas, pero sólo recientemente se ha empezado a examinar las interacciones gen-nutriente a escala molecular.
En otras palabras, la genómica nutricional estudia las interacciones funcionales de los alimentos y sus componentes con el genoma a nivel molecular, celular y sistémico, con el objetivo de prevenir o tratar enfermedades a través de la dieta. La Nutrigenética estudia el efecto de la variación genética en la interacción entre dieta y enfermedad; su objetivo es generar recomendaciones relacionadas con los riesgos y beneficios de las dietas o componentes dietéticos específicos para la persona en función de su ADN personal. También se la ha llamado «nutrición personalizada” y “nutrición individualizada”.
La Nutrigenética es pues, una ciencia que se ha desarrollado intensamente durante los últimos años, tras el descubrimiento del Genoma Humano en el año 2001.
Actualmente, la nutrición y la genética unen esfuerzos y se integran en un área de estudio, la denominada genética nutricional. Según la Nutrigenética, los nutrientes que a una persona le van bien para mejorar su salud cardiovascular o controlar su peso corporal, en otra persona con diferente ADN tienen un efecto beneficioso menor.
La dieta tiene un papel determinante en el fenotipo final de enfermedades como la fenilcetonuria, la intolerancia a la lactosa, la enfermedad celíaca y la hipercolesterolemia familiar. La principal manifestación clínica de la hipercolesterolemia familiar, por poner un ejemplo, es la arteriosclerosis prematura y acelerada, que se traduce en una alta incidencia de enfermedades cardiovasculares, especialmente cardiopatía isquémica. Por ello, las modificaciones dietéticas se han usado, desde tiempos remotos, para prevenir el desarrollo de estas enfermedades.
La idea es que la Nutrigenética proporciona la base para unas recomendaciones dietéticas personalizadas basadas en la composición genética de cada individuo y en la información derivada de otros factores ambientales. Su objetivo es el de detectar la predisposición a todas las enfermedades que tengan un componente genético, y proporcionar las herramientas para su prevención décadas antes de que puedan manifestarse.
· Estudio genético oxidativo. Indica el estado de los radicales libres, responsable del envejecimiento prematuro o no de los órganos. Una persona con 22 años puede tener un desgaste de su sistema vascular correspondiente a una persona de 45 años.
· Estudio genético estructural. Indica el estado de las vitaminas, minerales y aminoácidos que son absorbidos o no absorbidos, aquellos que tienes en exceso o de los que careces.
· Estudio genético metabólico. Indica hipo o hiper trastorno metabólico o endocrino, si tu consumo calórico corresponde a tu complexión física. Todos conocemos a una persona permanentemente cansada y es porque su sistema metabólico le impide consumir la energía que es necesaria. Por tanto engorda y está cansada.
· Estudio genético disbiosis. Indica trastorno de la flora intestinal, de las enzimas o toxinas intestinales. Es decir todas aquellas bacterias que en tu intestino producen un déficit en el defensa del sistema inmunitario
· Estudio genético PNEI. Indicador del eje Psíquico-Neuro-Endocrino respecto a los problemas inmunológicos y estrés psicosomático, indicando aquellos alimentos que te aceleran tu estrés y te producen malestar psicológico.