Gripe? Cansancio? Descubre lo que tu intestino puede hacer por tí…
El invierno es tiempo de constipados, convalecencias, estrés…la mayoría de personas desconocen el papel tan importante que puede tener nuestra flora intestinal en estas situaciones.
Podemos ayudar a nuestro organismo a luchar contra las infecciones y a reforzar nuestras defensas con la ingesta de unos complementos llamados ‘probióticos’ (del griego “pro bios”: por la vida) que favorecen el crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas para nuestro organismo.
Os hago una breve introducción: antes de nacer, nuestro tracto gastrointestinal es estéril aunque ya durante el parto se produce nuestra primera colonización por bacterias procedentes de la flora vaginal de nuestra madre. Nuestro sistema inmunitario o de defensa, va desarrollándose al mismo tiempo que nuestra flora intestinal consiguiendo un equilibrio que es favorecido por la lactancia materna. De hecho, el 70% del sistema inmune de una persona está localizado en el tracto gastrointestinal.
Es interesante resaltar que si bien hay modificaciones derivadas del uso de antibióticos o de tipo dietético, éstas suelen ser reversibles, de modo que cada individuo mantiene una flora relativamente estable durante toda su vida.
En la última década del siglo XX comenzaron a desarrollarse nuevos conceptos en nutrición, como fruto de los nuevos estilos de vida en la sociedad desarrollada y la preocupación por una elevada calidad de vida. Es entonces cuando aparecieron los “alimentos funcionales”. Estos se pueden definir como productos, alimentos modificados o ingredientes alimentarios, que puede proveer beneficios a la salud superiores a los ofrecidos por los alimentos tradicionales (Diplock et al., 1991).
El efecto positivo de un alimento funcional puede ser tanto en el mantenimiento del estado de salud, como en la reducción del riesgo de padecer una enfermedad. De esta forma, los alimentos que sean capaces de modificar la flora intestinal, derivándose consecuencias positivas en la salud del individuo, pueden considerarse como funcionales.
El premio Nobel ruso Elie MetchniKoff publicó un libro, titulado ‘Prolongation of Life’, que tuvo gran influencia. En él explicaba que el consumo de las bacterias que intervenían en la fermentación del yogur contribuía al mantenimiento de la salud mediante la eliminación de otras bacterias perjudiciales de la flora intestinal y que ésta era la causa de la longevidad de los campesinos búlgaros, grandes consumidores de yogur.
Hoy en día tenemos compuestos de micronutrición de laboratorios como Ysonut que se encuentran a la vanguardia en este tipo de complementos nutricionales, y que nos ofrecen hasta 6 cepas diferentes de bacterias beneficiosas que actuar como probióticos. En nuestra consulta trabajamos con este tipo de productos ya que nos aportan la ayuda necesaria en el tratamiento de los pacientes.
Se podría concluir que el uso de probióticos (bacterias: Bifidobacterium, Lactobacillus y levadura: Saccharomyces boulardii) para la prevención o el tratamiento de infecciones, es una opción a tener en cuenta porque ejercen un papel beneficioso paliando la gravedad de las mismas.