En verano ¡es posible!
Es la época más anhelada del año porque por lo general disponemos de más tiempo libre y nos esperan las vacaciones, esos días que nos permiten hacer todo aquello que no hemos podido hacer durante el resto del año por trabajo, horarios de actividades con los niños, etc.
Pues bien, el verano quizá también es la mejor estación para plantearse un tratamiento médico estético facial. Durante el año siempre nos vienen a la cabeza excusas como: «ahora no puedo», «seguro que en el trabajo se darán cuenta», o «mañana tengo que ir a una reunión en el colegio y no quiero que me vean así».

Si tomamos esta decisión, no nos arrepentiremos. Hoy en día, los principales tratamientos faciales como:
permiten incorporarse de forma inmediata a la vida social. Sin embargo, es posible que se perciban pequeños signos como el punto de entrada de una aguja o un leve enrojecimiento.
Por eso, si tenemos unos días tranquilos en casa, sin compromisos, lo agradeceremos: podremos hacer los cuidados post-tratamiento sin prisas y sin estrés.

Así que, te animo a que hagas lo siguiente: coge un espejo y observa con calma qué te gustaría mejorar (arrugas en la frente, patas de gallo, flacidez…). Sin duda, este es un buen momento, y tendrás todo el tiempo del mundo para ver los cambios sin preocuparte por el trabajo o las reuniones.
